En el curso del año 1996 he participado en el Congreso de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, en Nueva York, y allí se presentó un trabajo muy bien documentado (1) sobre esta substancia.
El "éxtasis" (o "ecstasy", para los norteamericanos) es una conocida droga usada con fines presuntamente placenteros y eróticos.
Estructuralmente está emparentada con un estimulante, la anfetamina, y con un alucinógeno, la mescalina. Comparte con toda la familia de las anfetaminas el poseer un efecto estimulante y despertador tanto como producir adicción y ser tóxica para el sistema nervioso central.
Su efecto se debería a la liberación y recaptación de las aminas del cerebro particularmente de la serotonina y la dopamina. Estas aminas biógenas son las responsables de la modulación del deseo, la excitación, la erección y el orgasmo ya sea como facilitadoras (dopamina) o inhibidoras (serotonina) de los mediadores químicos. Estos datos que parecerían demasiado cientificistas son importantes para entender que la metilendioximetanfetamina (MDMA)vulgarmente llamada "éxtasis" no es una sustancia inocente y divertida sino que tiene una acción seria y potente a nivel del sistema nervioso central.
En el citado trabajo (1) se evaluaron consumidores (varones y mujeres de 21 a 48 años) prestando atención en cuatro principales aspectos de la respuesta sexual: deseo, erección (lubricación en mujeres), orgasmo y satisfacción. Al final de este estudio si bien se observó que en algunos casos el deseo y la satisfacción podían verse aumentados con el uso deMDMA, otros referían que el orgasmo había sido retardado y que la erección era afectada negativamente en muchos de ellos.
Algo interesante de ver fue que un 60% de los sujetos reportaban el uso concomitante de marihuana que, como es sabido, es un canabinoide con una acción liberadora de dopamina, para producir un aumento del deseo. Pero sabemos que esto también produce un incremento paralelo de la toxicidad ya que, tanto el éxtasis, las anfetaminas o la cocaína, luego de su acción estimulante acarrean un cierto efecto depresivo, especialmente por su uso continuo, insomnio rebelde o episodios de ansiedad y excitación psicomotriz, amén de francos cuadros de impotencia o anorgasmia.
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